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Una recopilación de entradas referentes a la cultura clásica, centradas en el tema de la muerte y la religión, os espera...

01 junio 2009

Los Devaneos Eróticos de los Dioses


Puede resultar sorprendente a nuestra mentalidad actual la corrpución sexual de los dioses griegos, empezando por el propio Zeus, cuya conducta, según los atributos que en una concepción predominantemente cristiana como la nuestra suelen asociarse a la divinidad, no parece ser precisamente un modelo de perfección. Para valorar en su justo significado este y otros hechos similares hay que tener en cuenta el contexto sociocultural del pueblo que creó dicha mitología, y del que se sabe que no poseía un código moral tan estricto en materia sexual como el que puede existir en nuestros días. No hay que caer, sin embargo, en el error de pensar que la mitología es una pura transposición de las costumbres griegas y que si los dioses son poligamos, incestuosos o procaces, éstas eran conductas habituales dentro de la sociedad que los imaginó.



Por otra parte, la explicacíon de los orígenes del mundo y las profundas interrelaciones existentes entre distintas actividades humanas exigían que sus fundadores o representantes divinos pudieran reproducirse y emparentarse entre sí sin excesivos prejuicios. No hay que perder de vista el hecho de que, pese a todo, dentro de la propia mitología muchos de estos comportamientos llevan implícitos un castigo.




La información la he sacado del libro "Dioses y héroes: mitos clásicos" del autor Jesús V. Rodríguez Adrados, que me facilitó mi profesor de griego y latín, Roberto Lérida. La foto es del cuadro "Danae recibiendo la lluvia de oro" de Tiziano, procedente de esta página:


upload.wikimedia.org

23 marzo 2009

Hefesto


Origiario de oriente, Hefesto es el dios del fuego y, con él, de la civilización. Es el divino herrero, constructor de las armas, los muebles, los dorados palacios de los dioses y fabricante de objetos y autómatas que le ayudan en su siempre activa fragua; es, en suma el creador del fuego, que transmite a la humanidad a través de Prometeo. Siempre embebido en su trabajo la mitología atribuida a Hefesto es realmente escasa.


Una vez que hubo nacido, Hera, su madre, asustada por su fea apariencia, lo arrojó del Olimpo y, cojeando, fue salvado por la nereida Tetis, a la que siempre quedaría reconocido: com muestra de agradecimiento fabricaría las armas de su hijo Aquiles. Habiéndose vengado de su madre, a la que encadenó a un trono, que él mismo le había regalado, y a la que solo él pudo liberar ante la promesa de Zeus de darle lo que quisiera, Hefesto solicitó de su padre la mano de Atena, que le fue concedida a condición de que ella estuviera de acuerdo. Atenea, diosa virgen, fue entonces perseguida por el renqueante Hefesto, al que se resistió con bravura; y como en la lucha cayó el semen del dios en un muslo de la virgen, está lo arrojó con asco a la tierra, donde germinó engendrando a Erictonio, legendario rey de Atenas, a quien la diosa crió como si fuera su propio hijo. De este modo aparecen unidas las dos deidades de la civilización -Hefesto y Atenea- y precisamente en la ciudad de Atenas, su cuna occidental.


Pese a sus taras físicas, Hefesto consiguió casarse con Afrodita, la diosa de la belleza, pero el contraste entre ambos pronto quedó de manifiesto. La esposa se enamoró de Ares y cometió el adulterio más famoso de la mitología, sobre todo por el ridículo que supuso la actuación del marido burlado. En efecto: los amantes se reunían en el palacio de Hefesto durante sus ausencias, pero Helio, que todo lo ve, descubrió el adulterio al marido, el cual preparó su venganza fabricando y colocando en su lecho una red invisible que atrapó a la pareja en su visión amorosa. Convocó a todos los dioses, que acudieron al momento -si bien las diosas, por pudor, no quisieron asistir- y pidió venganza por el ultraje; pero la situación tan grotesca que los inmortales no cesaban de reir, y solo pararon cuando el engañado Hefesto soltó a los amantes a petición de Posidón, quien prometió castigar al seductor, sin que sepamos como lo hizo.


Hefesto, cuyos defectos físicos lo volvieron pacífico, era un dios amable y querido por los dioses y los hombres. Patrón de los artesanos, les infundía la fuerza creativa de sus oficios artísticos. Y como la forja representaba socialmente el progreso y la técnica, pasó a ser considerado el dios de la civilización traída por Prometeo a través del fuego.





La información la he sacado del libro "Dioses y héroes: mitos clásicos" del autor Jesús V. Rodríguez Adrados, que me facilitó mi profesor de griego y latín.La foto procede de la siguiente página:

www.twakan.com

16 marzo 2009

Divinidades Orientales


Desde su expansión por el Mediterráneo los romanos fueron dando acogida en su religión a divinidades extranjeras. De alguna manera, sobre todo, al final de la República y con el Imperio, fue patente que los romanos se mostraban muy indiferentes hacia sus dioses, su espíritu religioso estaba en cierto modo vacío y las historias religiosas habían pasado a ser meras fábulas mitológicas, a pesar de que seguían celebrando sus festividades, alegres y bulliciosas, de manera que no es difícil comprender que la mística de los cultos orientales supusieran una llamada y una atracción para el espíritu religioso de los romanos.



En otras palabras, la fe de los romanos no había desaparecido, pero las carencias de una educación romana irracional y ficticia permitía que la fe se acrecentara; el politeísmo oficial romano no satisfacía esa fe, de manera que los cultos de sectas filosóficas y los misterios de los dioses orientales sí daban una respuesta a esta fe, pues respondían a sus preguntas, aliviaban sus inquietudes, daban incluso explicaciones del mundo con reglas de conducta y cierto alivio ante el mal y la muerte.



Así pues, creencias religiosas procedentes de oriente, pero maduradas durante cierto tiempo en Grecia y en la esfera del helenismo, fueron penetrando en la sociedad romana paulatinamente. En cierto modo, muchos de estas religiones orientales eran una mezcla de filosofía y de creencias, con sus dogmas, sus oraciones, sus himnos, sus sacrificios, sus ceremonias, etc. No obstante, a grandes rasgos todas estas religiones comparten algunas características, como la existencia de unos dioses que sufren, mueren y resucitan, con explicaciones del cosmos, dioses protectores en función de la pureza del hombre, dioses que protegen a sus iniciados y a todo el universo.



Así, en el 204 a. C. acogieron la Piedra Negra, el símbolo de la diosa Cibeles, enviada por el rey de Pérgamo desde Pesinonte (Galacia, en la actual Turquía) a petición del senado de Roma, si bien prohibieron el culto a Atis, el amante de Cibeles, por ser sangriento y turbar el orden.



El culto a Baco y los misterios de las Bacanales que suponían ceremonias de iniciación especiales para sus adeptos fueron objeto de continuos escándalos que dieron lugar a que en el año 186 a. C. fueran ferozmente reprimidos y suprimidos.



Durante el imperio muchos de estos cultos, incluso los prohibidos y a pesar del intento de Augusto por frenar su avance, se fueron haciendo cada vez más populares, no sólo entre las clases altas romanas, lo que supuso un detrimento de los cultos nacionales; así, los cultos de Isis, Serapis, Cibeles, Atis, etc., serán frecuentes entre los romanos y contarán con sus propios templos y sacerdocios. Claudio autorizó la liturgia dedicada a Cibeles y Atis; antes Calígula favoreció los cultos egipcios y Domiciano restauró con todo lujo el templo de Isis destruido en un incendio en el año 80 d. C.; Nerón sólo adoraba a Hadad y su paredrus Artagatis, una divinidad siria.



De incorporación tardía en el imperio, en el siglo II d. C. bajo los emperadores Flavios, es el culto de Mitra entre los romanos, dios persa del cielo, de la tierra y de los muertos. Durante cierto tiempo rivalizó con el cristianismo, con el que coincidía en algunos aspectos como el monoteísmo y un tipo de bautismo, y, de hecho, fue uno de los pilares de los paganos para luchar contra el cristianismo; el mitracismo, durante mucho tiempo clandestino, se convirtió en culto oficial hasta su abolición por el emperador de origen hispano Teodosio. Probablemente la representación más conocida de esta diosa era el Taurobolium, es decir, la diosa con una rodilla sobre un toro al que está sacrificando, clavándole un cuchillo.



Estos ritos y religiones, básicamente monoteístas, se desarrollaban con ceremonias públicas y también con ceremonias iniciáticas casi siempre secretas y mistéricas. Entre los adeptos se elegía cuidadosamente a los sacerdotes de cada culto; todas estas religiones poseían una doctrina basadas en la revelación de los misterios y de la fe y en el prestigio que les daba su modo de vida y su atuendo. De manera general, estas religiones imponían a sus seguidores, además de la iniciación, períodos de ascetismo –ejercicios religiosos-. Sin embargo, entre los sectores de la población más tradicionalista todas estas religiones orientales fueron consideradas como sospechosas y sus sacerdotes como charlatanes, estafadores, desvergonzados, etc., que se aprovechaban del pueblo para sus propios fines y bienestar.



Desde el punto de vista teológico, las religiones orientales suponían una superioridad religiosa respecto de la religión romana; aunque los ritos orientales pudieran parecer bárbaros o impúdicos, tenían un efecto positivo entre los individuos. Deslumbraban a sus fieles por el brillo de sus fiestas, la pompa de sus procesiones, sus místicos cánticos y su encantadora música; los obsesivos estados contemplativos y las prolongadas mortificaciones, las danzas y algunas bebidas provocaban que determinados cultos y ceremonias supusieran auténticas fiestas en las que los fieles alcanzaban un estado de éxtasis, de delirio y de bienestar donde olvidaban sus penas y su dolor; es decir, mediante diferentes caminos se llegaba al encuentro del saber, de la pura virtud y de la victoria sobre el dolor físico, el pecado y la muerte.



No obstante, conviene no olvidar que, aunque estas religiones fueran monoteístas y sus adeptos llegaran a adorar únicamente al dios de su doctrina, el estado romano seguía siendo politeísta, al admitir junto a los dioses antiguos, estos nuevos, sin que ninguno tuviera preeminencia sobre los otros.



Sin embargo, el culto extranjero más importante de los introducidos en Roma y, a la postre, el que se acabará imponiendo, será el cristianismo.





Información obtenida de Patrimonio Romano de Aragón, una página web facilitada por Roberto Lérida Lafarga, cuyo enlace está en este blog. De todas formas pongo e link de la foto abajo:



https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqQey4YL5Vg4LD6bDdyhUXow6_dzY9TTm2_jci7QI9XV1rY-zE30qyD3wDbTXc1SoC2DIftOJ3ICxb2xFI5ZnYd0-eQMgMpEgtikT2fq1QdQbAad5CyjNVMLDzkBn2QG7HVWrGArbBptpv/s400/AAAAAA.jpg

Hera


Zeus, que se había casado varias veces, decidió concluir sus continuos matrimonios y puso sus ojos en su hermana Hera, una de las diosas de la fecundidad. Un día de invierno, en el transcurso de una tempestad, se avcercó a su regazo en forma de cuclillo (es un cuco...). Al ser acariciado ppor l diosa, recobró su aspecto originaly se acostó con ella, bajo promesa de matimonio. Fruto de esta unión sería, al parecer, Hefesto, cuya deformidd física pronto fue objeto de constantes burlas or parte de los dioses, por lo cual Hera, avergonzada, lo arrojó del Olimpo sobre el mar.


Hefesto fue recogido por una ninfa que cuidó de él y, desde niño, se inició en el arte de la forja, llegando a dominar con tanta precisión el manejo del yunque y los metalesque un día regaló a su madre un suntuoso trono de oro provisto de unos lazos invisibles, de forma que cuando Hera se sentó en él quedó aprisionoada sin que nadie pudiera liberarla. Hefesto fue llamado entonces al Olimpo y deshizo los azos, siendo admitido de nuevo entre los dioses.


Tal como había prometido Zeus, se casó con Hera y del matrimonio nacieron tres hijos: Ares, Hebe e Ilitía. Hebe (juventud) era la encargada de las faenas domésticas del Olimpo y, hasta la llegada de Ganímedes, la escanciadora del néctar que bebían los dioses. Su actuación mítica básicamente se reduce a su matrimonio con Heracles. A Ilitía, por su parte, le fue encomendada la tarea de presidir los partos, de tal forma que ningún ser puede venir al mundo sin que ella esté presente.


Pese a su intachable honestidad, Hera sufrió el acoso de un mortal: el príncipe Ixion de Tesalia, que, después de haber asesinado a su suegro, no encontrabab a nadie que quisiera purificarlo de su crimen. Solo Zeus, compadecido, se avino a hacerlo incluso le invitó a degustar la ambrosia (era el alimento de los dioses, y confería inmortalidad). Tiempo después, Ixíon, borracho, pretendió yacer con Hera. Zeus formó una nube con la figura de su esposa, lo que no fue obstáculo para que Ixíon se uniera a ella, engendrando un hijo que, a su vez, sería el padre de los centauros, raza de se5res con cabeza y torso humano y el rsto del cuerpo de caballo. Para castigar tamaña osadía, Zeus encargó a Hermes que encadenara a Ixíon a una rueda; ésta, que no cesa de girar, representa el eterno castigo que merecen los impíos e ingratos.


Entre los centauros, destacaría, por sus virtudes y sabiduría, Quirón, maestro en diversas artes - música, caza, guerra y, sobretodo, medicina, a cuya morada acudían la mayoría de los héroes para recibir sus enseñanzas. El mito nos cuenta como Quirón murió accidentalmente: Heracles realizaba su cuarto trabajo y en su trayecto se albergó en el refugio de un centauro, que le invitó a comer; pero al destapar la tinaja de vino perteneciente a la comunidad su olor atrajo a los demás centauros, que atacaron furiosamente al héroe, quien hizo uso de sus flechas impregnadas en la envenenada sangre de la hidra de Lerna, cuyas heridas resultaban mortales. Unas de las flechas se clavó en el cuerpo de Quirón, que por ser inmortal pasaría la eternidad entre espantosos dolores producidos por las heridas incurables. Por aquel entonces Prometeo estaba encantado en el Cáucaso, y Zeus, compadecido de los sufrimientops de Quirón, accedió a sus súplicos y le concedió la muerte a cambio de la de Prometeo, que, perdonado obtuvo de este modo la inmortalidad.


Hera, la diosa representativa de la castidad y fidelidad conyugales, participó, sin embargo, en el primer certamen de belleza femenina del que se tiene noticia. En la boda de Tetis y Peleo (los padres de Aquiles), Eris (la Discordia) al no haber sido invitada a la ceremonia, arrojó entre las diosas una manzana - la manzana de la discordia -, al tiempo que pronunciaba estas palabras: "Para la más bella". Solo Hera, Atenea y Afrodita se disputaron el premio; pero Zeus, esposo de la primera y padre de las otras dos, no quiso intervenir y envió a Hermes con las tres diosas a ver al troyano Paris. Las diosas intentaron sobornar al joven: Hera, con la soberanía sobre Asia; Atenea, con el poderío de la guerra, y Afrodita, con el amor de Helena, la mujer más bella de Grecia. Paris se mostró má sensible a este último ofrecimiento y emitió su veredicto - el juicio de Paris - a favor de Afrodita, diosa del amor y esde entonces, también de la belleza. Este hecho, como después veremos, había de tener funestas consecuencias para la ciudad de Troya.




La información la he sacado del libro "Dioses y héroes: mitos clásicos" del autor Jesús V. Rodríguez Adrados, que me facilitó mi profesor de griego y latín. La foto es de google.

25 febrero 2009

Posidón


Posidón, dios del mar, llegó a Grecia con las primeras migraciones de los pueblos indoeuropeos procedentes de Centroeuropa, que introdujeron el uso del caballo en las culturas mediterráneas. Para ellos, Posidón era el dios de los caballos, por lo que no es casual que su carro fuera precedido por un tiro de corceles, que se convertían en marinos en los dominios acuáticos. Tampoco ha de resultar extraño que el caballo alado Pegaso, nacido de Medusa cuando ésta murió decapitada por Perseo, fuese hijo del dios de los caballos: sus alas, símbolo del progeso, aparecen también en los toros de la cultura asiria.


Posidón llegó a ocupar, entre las divinidades griegas, un puesto importante: su vigor y su potencia semejaban los del ma, poderosa y temida fuerza de la Naturaleza, presente siempre en el entorno de la civilización griega.En el reparto del govierno divino, Posidón obtuvo la soberanía sobre las aguas marinas; pero, ambicioso de poder, se rebeló contra la autoridad de Zeusy, con la complicidad de Hera, quiso encadenar al supremo diosFracasó, y este intento fallido, le supuso ser desterrado durante un año fuera del Olimpo. Durante este tiempo sirvio como esclavo al rey Laomedonte de Frigia para el que contruyó los gigantescos muros de Troya. Una vez expiada su falta, volvió a su reino acuático y adoptó como emblema de su poder un tridente, arpón de tres puntas con el que dirigía a los monstruos marinos creados por la imaginación de los navegantes.


Los peligros que los frecuentes escollos y bancos de arena próximos a las costas suponían para la navegación marítima se manifestaban sobre todo en las narraciones que atribuyen a Posidón la paternidad de seres gigantescos, extremadamente crueles con los extrangeros que se acercaban a sus dominios.


Ademá del cíclope Polifemo, cegado por Odiseo y acerca del cual existe una bella leyenda recogida por Luis de Góngora en su "Fábula de Polifemo y Galatea", sobresale el gigante Anteo, que nació del abrazo fertilizante del dios del agua con la tierra: este monstruo era invencible en contacto con su madre, que le suministraba constante energía. Percatado de ello Heracles en la lucha que con él mantuvo en el trayecto de su undécimo trabajo, levantó al coloso y éste, privado de su fuente de energía, murió asfixiado entre los poderosos brazos del héroes.


Como los griegos creían que los terremotos eran producidos por el movimiento subterráneo de las aguas, atribuyeron a su dios el dominio de los seísmos, que imaginaban provocados por su cólera; de ahí que se le venerase con la advocación de "el que sacude la tierra".


Ahoar bien, si el cabalo era un animal asociado a Posidón en recuerdo de su origen primitivo, una vez convertido en dios del mar, acogió como propio al toro, símbolo de la fuerza del agua y de la fertilidad, común a las culturas de Oriente próximo. Y así queda recogido en el mito según el cual el dios del mar envió a Minos, rey de Creta, un toro destinado al sacrificio; y como el soberano, por la extraordinaria estampa del animal, lo sustituyera en el altar. Posidón, el castigo, el castigo, infundiría a su esposa. Pasífae, una irresistible pasión por el toro, con el cual engendraría al minotauro, qyue después mataría a Teseo.


Pero, mientras tanto, ¿qué había sido de los primitivos dioses del mar y de las aguas? La respuesta es muy sencilla; se había aliado con Posidón, por medio de Antifitrite, a la que raptó con la ayuda de un delfín, que lo seguiría en su cortejo. Con este matrimonio, del que nació Tritón, mensajero del dios, se formó un solo linaje de divinidades acuáticas y quedó así unificado un elemento -el agua- que sería, tanto para el filósofo Tales de Mileto como para los babilonios antiguos, el principio de todas las cosas.


La información la he sacado del libro "Dioses y héroes: mitos clásicos" del autor Jesús V. Rodríguez Adrados, que me facilitó mi profesor de griego y latín. La foto la he sacado de wikipedia. Pongo el link abajo.


http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/7/7d/Poseidon_sculpture_Copenhagen_2005.jpg/200px-Poseidon_sculpture_Copenhagen_2005.jpg

24 febrero 2009

Dionisio / Baco


Dios originario del norte de Grecia, hijo de la diosa frigia de la tierra. Dionisiose identificó con las diversas divinidades masculinas de la fertilidad de la Naturaleza, cuyas funciones y atributos asumió. Pero había que encontrarle una mitología que cuadrase con la tradición griega y, en consecuencia, se le hizo hijo de Zeus y Sémele, una de las hijas del rey Cadmo de Tebas. Y como había que darle un origen relacionado con la esperanza de la inmortalidad celebrada en su culto mistérico, se rodeó su nacimiento de circunstancias prodigiosas.


Enterada Hera de las relaciones adulterinas de su esposo con Sémele, se presentó ante ésta transfigurada en su nodriza y le indicó que pidiese al dios supremo que se mostrase ante ella con todo su poder y majestad, no fuera a ser su amante un falso Zeus. Convencida Sémele, pidióle un don, al que el dios de dioses y hombres accedió jurando por la Estige. Realizado el juramento, Sémel hizo lo que Hera le había indicado, y Zeus, pese a sus intentos por disuadirla y muy apenado, se apareció entre truenos y rayos que quemaron a Sémele reduciéndola a cenizas. Antes de que se consumiese, Zeus le arrancó de su vientre el fruto de su amor y se lo incrustó en uno de sus propios muslos, de donde lo sacaría una vez terminado el periodo de gestación.


Nacido así Dionisio, también llamado Baco, fue entregado por Hermes a su tío Ino para que lo criara, pero la celosa Hera, incesante en su persecución, enloqueció a la nodriza, que mató a sus proipios hijos y se suicidó. Entonces Baco fue llevado a unas ninfas, que acabaron de criarlo. Ya crecido, inventó la vid, tras lo cual, enloquecido por Hera, recorrió diversos países hasta legar a Frigia, su lugar de origen, donde Cibeles lo purificó al tiempo que le enseñaba el culto orgiástico y le hacía entrega de los instrumentos rituales que a partir de entonces siempre tendría como atributos: unas castañuelas, una flauta, unos platillos, un tambor y el tirso o vara con ramas floridas. Después, Baco emprendió la conquista de la India por los caminos que Alejandro Magno recorrería más tarde.


De regresop a Grecia, y tras engendrarcon Afrodita a Príapo, contrajo matrimonio con Ariadna, la hija del rey Minos, que había sido abandonada por Teseo. A partir de entonces su actividad divina se centró en introducir por todas las reginoes el culto orgiástico en su honor, muy relacionado con rituales religiosos, y cuyas huellas todavía predominan en las fiestas de vendimia de muchos lugares. Se trata de los Bacanales, celebraciones colectivas en las que solían mezclarse danzas y representaciones mistéricas, asi como juegos populares burlescos. El desenfreno general al que solían conducir fue, entre otras, la causa de su prohibición en Roma en el año 186 a. de C.


Una de las actuaciones más notables de Baco fue relatado por Eurípides en "Las Bacantes". Cuenta el trágico griego que en Tebas reinaba un primo de Baco, de nombre Penteo, radicalmente opuesto al culto que el dios de la alegría enseñaba en un monte próximo a las mujeres tebanas, entre las que se encontraban las tías de Baco. Habiendo acudido Perseo a impedir los Bacanalesllegó en el momento en que lasparticipaciones se encontraban en pleno frenesí: su propia madre lo confundió con un animal y lo despedazó. Una desgracia parecida acaeció a los habitantes de Argos, por haberse negado a reconocer la divinidad de Dionisio. Implantado, al fin, su culto en Grecia, Baco descendió al Infierno, rescató a su madre y subió con ella al Olimpo, donde ambos, como inmortales, fijarían su residencia.


En el séquito de Baco apàrecen las Ménades, los sátiros y Pan, dios pastoril representado con cuernos, orejas y patas de macho cabrío. A Pan se le atribuye la invención de la flauta pastoril o siringa, formada por varias cañas de distintos tonos musicales. Temido por los pastores, los asustaba con sus apariciones repentinas, que provocaban estampidas en el ganado, de ahí que se llamase pánico al terror producido por el dios.


Los Sátiros, también llamados Faunos y Silenos, inseparables de Baco, tienen la apariencia de Pan con una cola de cabllo y representaban los poderes fecundantes de la Naturaleza.


El tercer grupo de acompañantes del dios de la alegría, simbolizada en los ritos orgiásticos que representan la vida de la Naturaleza, lo componen múltiples ninfas de los bosques que recibieron el nombre colectivo de Ménades (locas) o Bacantes, compañeras de Baco y partícipes de sus ritos. Siempre en alegre trance, tocan los instrumentos rituales del dios y danzan sin cesar en compañía de los sátiros, que las persiguen frenéticamente.


La información la he sacado del libro "Dioses y héroes: mitos clásicos" del autor Jesús V. Rodríguez Adrados, que me facilitó mi profesor de griego y latín. La foto es de google.

Afrodita


Afrodita, divinidad de origen oriental, constituye el caso más significativo de adaptación y recreación de un mitoo extranjero por obra del pensamiento lógico del pueblo griego. La nueva diosa, venida de fuera, no nació, como todas sus compañeras, de una unión sexual, sino que salió de la espuma del mar, fecundada por los órganos gentiles de Urano tras su castración. Y no es casual que apareciera en la costas de Chipre, zona de influencia de los antiguos fenicios, pues tal era su origen, ya que Afrodita no era sino la diosa semítica Astarté: la Gran Madre de la fertilidad, siempre acompañada de un dios joven, su amante, cuyos ritos fueron readaptados con la inclusión racionalizada del mito de Adonis, que en Fenicia moría, y al tercer día resucitaba. En el mito griego se hace que Afrodita entregue a Perséfone el niño recién nacido, pero la reina de los infiernos, prendada de su belleza, se negaría a devolverlo una vez criado, por lo que Zeus huibo de interveniry dirimió la disputa entre las diosas de este modo:el joven permanecería un tercio del ño con Perséfone; otro con Afrodita, y el tercero quedaría a disposición del propio Adonis, quien decidió permanecercon la bela diosa del amor su tiempo libre.


Con todo, la estructura mental griega no aceptaba con facilidad los elementos irracionales de la nueva divinidad, por lo que se le créo una genealogía similar a la de los restantes inmortales, haciéndola hija de Zeus y de Dione, que no es ino el femenino del nombre del dios; solo así se la podría incluir sin reparos ne el panteón propio. También se la imaginó como esposa de Hefesto, otro dios extranjero adoptado por los griegos. Pero la fealdad y la cojera de éste contrastaba demasiado con la sublime belleza de Afrodita, diosa de la voluptuosidad; ai que se le buscó un amante acorde con la prestancia de la diosa: el apuesto Ares, dios de la guerra, con el que mantuvo una prolongada relación amorosa. De su unión nacieron dos personajes de las características del padre: Dimo (el Terror), Fobo (el Temor), así como una hembra, Harmonía, que heredó de su madre laspropiedades que su nombre indica. La actuación del marido al descubrir a los amantes en plena pasión amorosa no pudo ser más ridícula.


Dominadora de todo lo concerniente al amor y al deseo erótico, no es extraño que se haya imaginado a Afrodita unida a Dionisio, dios de las orgías que siguen a las borracheras, con el que engendró a Píapo, ser dotado de un órgano sexual de proporciones enormes y continuamente erecto, que, al no poder copular, inventó la masturbación.


Pero acaso la má famosa unión amorosa de Afrodita es la que realizó con el troyano Anquises en un florido lecho. Eneas, fruto de aquella pasión, fue destinado a llevar la cultura a la entonces salvaje Roma.


Diosa del apetito sexual y del dulce amor, en la mitología clásica, como recuerdo de su origen semítico, suele venir acompañada por Eros, que pasó así de ser el poder cósmico que emprende la tarea de armonizar los elementos del universo a representar a un niño acompañante, mensajero alado de Afrodita, al que se encomendaba la tarea de unira los seres amados con las flechas de su aljaba, de modo que sus heridas vienen a representar la angustia del deseo, cuya realización es la muerte que genera la vida. Dada la importancia de las relaciones sexuales y habida cuenta de la belleza del mito de Eros, representado por la simpatía de un niño inocente y travieso, no ha de resultar extraño que haya sido el persoonaje mitológico que más ha influido en las bellas artes de Occidente; tanto que de esta influencia no se ha librado ni la iconografía cristiana, en la que abundan imágenes de ángeles plasmados como rubicundos y simpáticos niños alados.


La información la he sacado del libro "Dioses y héroes: mitos clásicos" del autor Jesús V. Rodríguez Adrados, que me facilitó mi profesor de griego y latín. La foto es de google.